Lucena

Las Carmelitas Descalzas se marchan de Lucena tras más de cuatro siglos de misión contemplativa

Viernes, 12 Julio 2024 12:21 Redaccion 
Las tres religiosas que aún permanecen en el convento se trasladan al Carmelo de Cabrera, en la Diócesis de Salamanca
Convento de San José de Lucena. Convento de San José de Lucena.
Finaliza una historia de más de cuatro siglos de presencia de la congregación de las Carmelitas Descalzas en Lucena. Las tres monjas que permanecían actualmente en el monasterio de San José, situado en la avenida de Santa Teresa, se despedirán de la localidad antes del término de este año para continuar la misión en El Carmelo de Cabrera, en la Diócesis de Salamanca.

La crisis vocacional y el insostenible descenso de la comunidad, ahora sólo compuesta por tres monjas, motiva este final, temido desde hace años y latente desde el fallecimiento, en septiembre del pasado año, de la Madre Adriana de Jesús.

El papa Francisco, quien realiza frecuentes llamadas a este convento, otorgó un “estado jurídico excepcional” a la comunidad, permitiéndoles continuar con la vida contemplativa, únicamente con cuatro hermanas, pese a que, según la normativa eclesiástica, el número mínimo ha de ser seis.

El Carmelo, en nuestro territorio, cumpliría 421 años, en este próximo diciembre, desde su fundación, primero, en el año 1603, en Cabra para trasladarse, en mayo de 1612, a Lucena.

En el transcurso de su estancia en Lucena, esta comunidad se emplazó en el centro urbano, entre las calles La Villa y Juan Palma García, hasta la Plaza de Aguilar, hasta 1966, cuando cambiaron de emplazamiento hasta la avenida de Santa Teresa.

La actual priora, Magdalena de San Juan de la Cruz, firma una carta, colocada justo hoy a la entrada de la iglesia, anunciando una despedida que les causa “mucho dolor y gran tristeza”.

Eugenio Bujalance, capellán del convento de San José, en Hoy por Hoy Lucena, ha manifestado “para todos se nos produce un desgarro” porque “han formado parte de nuestra historia desde hace 412 años” y “es mucho tiempo, han colaborado y participado en la vida activa religiosa del pueblo, todo este tiempo”.

Esta comunidad ha atesorado una intensa relación con la advocación aracelitana y elaboraron el manto blanco de la patrona de Lucena, con motivo de la coronación canónica y el símbolo de la mariposa que une a la comunidad carmelitana y a la devoción aracelitana.

Imborrables las visitas al convento, cada enero, de los Reyes Magos o la presencia, más reciente, en 2012, de la Virgen de Araceli en el templo.

Eugenio Bujalance indicaba que “destacaría otro, muchísimo más importante, la función de la oración” dado que “era rezar por Lucena y los lucentinos, perdemos mucho más, como creyentes, no solamente es un acto de tristeza, cerrar este convento” y, así, nos invita a “tomar consciencia como comunidad cristiana y poner en valor esa vocación de esas mujeres entregadas por nosotros”.

La comunidad comunicaba ayer al obispo de la Diócesis, Demetrio Fernández, la extinción de esta comunidad.

Las religiosas que habitan, en estos momentos, en el convento llegaron a Lucena en 1998.

En principio, podría plantearse la continuidad, en el templo, de la celebración de eucaristías.