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El Ciudad de Lucena ganó 2-0 al Pozoblanco en un partido que sirvió para que los celestes se proclamaran Campeones de Invierno. Una victoria especial por lo que significa pero que tiene todavía, si es posible, un valor especial para Antonio Jesús Cobos, técnico del cuadro lucentino. 

Más allá de los tres puntos, Cobos se iba feliz para casa porque además, se reencontraba con antiguos amigos y compañeros de un Pozoblanco que ha sido su casa un total de tres años y en donde ha sido figura vital. Tanto, que de luchar por la permanencia, ahora el equipo del norte de Córdoba lo que aspira es a cotas mayores. Por eso, lo primero que hizo el entrenador del Ciudad de Lucena fue abrazar y saludar a aquellos que son amigos, y que durante 90 minutos rivales: "Es gente con la que has tenido muchísimo roce, en muchas momentos difíciles que hemos estado juntos y que eso es lo que une. Era un partido especial, tenía muchísimas ganas de ganarlo, y a partir de ahora lo que quiero es que el Pozoblanco gane siempre". 

No obstante, el vínculo va más allá, y es que además de todos esos amigos en el banquillo, quienes también estuvieron apoyando a Cobos durante el partido entre otros fueron su hermano y su padre, quien precisamente fue jugador del Pozoblanco hace ya muchos años. "Mi padre jugó un tiempo allí, una época muy bonita, sigue teniendo allí muchísimos amigos y sigue el equipo desde siempre. Era un partido especial para ambos, pero estoy seguro que mi padre se alegra muchísimo de la victoria del Ciudad de Lucena". 

Puedes escuchar la historia completa a partir del minuto 2 aquí, en SER Lucena.