Cabra recupera una de las piezas más singulares de su pasado, la escultura del Dios Nilo o “Nilo de Igabrum”.
Encontrada en 1934 en el término municipal de Cabra, en el entorno del arroyo de la Chicona, ha permanecido en los almacenes del Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba.
Antonio Moreno, arqueólogo municipal de Cabra, ha pasado por el programa Hoy por Hoy SER Andalucía Centro y ha recordado que en el año 2015 comenzó a gestionarse el regreso de esta escultura, que ya está expuesta en el Museo Arqueológico de Cabra.
La pieza estará en depósito en Cabra durante los próximos cinco años, que podrán ser prorrogables. El regreso del “Nilo de Igabrum” se suma al retorno de otra de las piezas más representativas de la arqueología egabrense, la escultura del “Dios Mirtra”, que hace algo más de dos años, estuvo expuesta en Cabra durante unos meses.
“Nilo de Igabrum”
El Dios Nilo o “Nilo de Igabrum” es una pequeña escultura de mármol, cuya base mide 45 centímetros de longitud y otros 20 de anchura máxima, fragmentada en dos partes habiéndose perdido la parte superior de la figura en la que figuraba la cabeza, parte del tronco y casi todo el brazo derecho.
A pesar de esta mutilación, se identifica un cuerpo masculino recostado sobre su lado izquierdo, apoyado en su codo. La mano izquierda sostiene una cornucopia, que aparece truncada y, a su vez, se apoya en un ánfora por la que mana agua. Junto a este recipiente está la representación, también incompleta pero identificable, de un cocodrilo. Según los expertos, por sus rasgos estilísticos esta escultura podría estar fechada entre finales del siglo I y comienzos del siglo II después de Cristo.
Otro de los elementos que hace única a esta pieza es la inscripción que aparece en la parte frontal de su pedestal cuya transcripción, recogida en el Corpus Inscriptionum Latinarum, que se podría traducir como ‘Tito Flavio Víctor lo regala al gremio illychiniariorum del Prado Nuevo’. Algo que ha despertado el interés de investigadores de prestigio y que, entre muchas interpretaciones y estudios, podría estar ligado al culto de Isis de modo que los illychiniarii fueran los ‘portadores de lámparas’ en los rituales que se realizaban a esta diosa romana y, por ende, supondría el segundo testimonio arqueológico relativo al culto de isiático en la antigua Igabrum.