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La Junta niega los argumentos esgrimidos por el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera al retirar la Cruz de las Descalzas, se desprende de cualquier responsabilidad en esta actuación y asegura que la decisión ha correspondido exclusivamente a la administración local.

No amaina la polémica en Aguilar de la Frontera por la retirada de la Cruz situada en el Llanito de las Descalzas.  Más bien al contrario, continúa acrecentándose y expandiéndose.

Cultura afirma que únicamente posee competencias sobre la iglesia contigua por su catalogación como Bien de Interés Cultural. Relata que, el 22 de octubre del pasado año, el Consistorio, gobernado por IU, proponía la retirada de la Cruz como solución a un problema de filtraciones de agua que deterioraba el edificio religioso, encuadrándola en un proyecto de adecentamiento y ornamentación del ensanche de la calle Moralejo. El Ayuntamiento planteaba emplazar, en lugar de la Cruz, una escultura del fundador del convento, Rodrigo de Varo y Antequera.

Seguidamente, un mes después, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico se pronuncia en contra de reemplazar la cruz por una escultura porque causaría distorsiones en la contemplación de la portada del templo.

Y, finalmente, el 17 de noviembre, la Junta resuelve autorizar la actuación impulsada por el Ayuntamiento, un trámite anterior a la licencia urbanística que ya incumbe al propio Ayuntamiento.

Distintas informaciones señalan que la Cruz, una vez apartada del lugar donde se instaló en 1938, como homenaje a los caídos del bando franquista, aunque, ya en la etapa democrática, se eliminó cualquier referencia a la Guerra Civil y a la Dictadura, era trasladada a un vertedero en Moriles. Aunque algunos vecinos, al conocer su presencia en esta escombrera trataron de rescatarla, finalmente ha sido destruida.