Andalucía Centro

La Virgen de Araceli, al igual que ocurrió el pasado año, bajará de su Santuario a la parroquia de San Mateo de Lucena.

Antes del final de este mes, Ayuntamiento y la Cofradía comunicarán, con casi total probabilidad, la suspensión oficial de las Fiestas Aracelitanas.

No obstante, la hermandad aracelitana ya plantea el regreso, de forma discreta y sorpresiva, de la Patrona de Lucena a la localidad, en este caso, antes del Primer Domingo de Mayo.

El hermano mayor, Rafael Ramírez, ha avanzado en Hoy por Hoy Andalucía Centro que la junta de gobierno pretende, durante los días inicialmente señalados para las Fiestas Aracelitanas, celebrar cultos internos de acuerdo a las directrices sanitarias preceptiva, entre ellas, la limitación y control de aforo.

Durante la entrevista, ha indicado que “a mí me preguntan, este año tiene que Bajar la Virgen sí o sí, puesto que el año pasado estábamos en peor situación y la bajasteis” y admite que, lógicamente cancelando cualquier acontecimiento comparable a una Romería, “yo entiendo que sí, que la Virgen bajara, el modo y el momento, ya se determinará”, aunque, puntualiza que “para estar en Lucena en su período normal, aproximadamente, y una vez aquí, celebrar todos los cultos que sean posibles”.

En 2020, la Patrona de Lucena, en un traslado nocturno, apareció en San Mateo durante la madrugada del 30 de mayo y retornó, a su templo, en la Sierra, el 20 de julio.
Por otro lado, hanconcluido las obras, de sobresaliente envergadura, realizadas en el Santuario de Aras de Lucena, desde hace varios meses.

Una intervención multifuncional basada en la accesibilidad, la construcción de columbarios, en el interior de la ermita y en la modernización tanto interior como exterior.

La activación del ascensor ha supuesto el fin de los trabajos cuyo presupuesto ha ascendido a 410.000 euros. La Diputación de Córdoba, a través de dos subvenciones diferentes, ha contribuido con 90.000 euros.

La empresa local Gómez Parejo ha materializado un proyecto diseñado por el arquitecto, también lucentino, Manuel Roldán Fernández.

La actuación termina con la creación de un recorrido, sin barreras arquitectónicas, desde la explanada del Santuario, la adaptación de los aseos, la reconstrucción de las rampas y la habilitación de otra más en la escalinata principal del templo y la reubicación de los velillos.