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La contención y la eliminación de la propagación del covid-19 dependen del comportamiento individual de cada persona. Es la teoría, prácticamente unánime, pulsada, en la mañana de este lunes, entre algunos vecinos de Lucena en el centro de la localidad.

En el primer día laborable de cierre del término municipal, el segundo bloqueo de la localidad tras el impuesto durante más de un mes en el trimestre final del año, sobresale la opinión que culpa a las actitudes irresponsables de estas restricciones sociales y de movilidad.

La última tasa notificada en Lucena ya se aproxima a los 800 contagios por 100.000 habitantes y avanza hacia el millar, límite que establece la clausura del comercio no esencial y la hostelería.

Algunas voces piden mayor dureza en la normativa y otras señalan que las directrices son equívocas y contradictorias. En general, acatan las limitaciones acordadas por la Junta y consideran que deberían haberse adoptado con anterioridad.

Los ciudadanos advierten sobre la situación de los centros sanitarios y critican las aglomeraciones excesivas en algunos puntos del casco urbano. Sobre todo, nuestros mayores, viven con un intenso miedo.